"El tiempo más feliz de mi vida fue cuando mis hijos eran pequeños" Ester, 70 años.
Queridos padres, madres y familiares:
Os propongo detener el ritmo para mirar a los ojos y al fondo del alma de vuestros hijos, aunque solo sea unos minutos. Para, a continuación, escuchar lo que quieran o tengan que decirnos. Para permitir que se inicien esas conversaciones que recordamos toda la vida: padres e hijos. O para permitir que, simplemente, pase la vida entre nosotros y la podamos capturar aunque solo sea un poquito, pero tomarla juntos.
Y la vida de nuestros hijos, ¡ay! pasa a veces, rápido, entre nuestras manos y nuestras prisas. Detén el tiempo con ellos y para ellos, aunque solo sea unos minutos.