“Durante dos años, Johnny ,un chico
de 13 años ,fue un juguete para algunos de sus compañeros de clase. Los jóvenes
la perseguían por dinero, era obligado a tragarse hierbajos y a beber leche
mezclada con detergente, lo golpeaban, le pegaban dentro de los baños y le
ponían una cuerda por el cuello para pasearlo como a un animalillo. Cuando los
torturadores de Johnny fueron interrogados sobre estos maltratos dijeron que lo
perseguían sólo porque era divertido” Olweus, 1993, p.7
El fenómeno del BULLYING o acoso escolar es mucho más complejo de lo que a
primera vista podría parecer. Las escuelas son el reflejo de nuestra vida
social, con sus grandezas y miserias. Aunque, afortunadamente, tiene la
posibilidad de mejorar algunos de los factores contextuales que la afectan,
como a toda organización social.
Una de las barbaries más terribles que conocimos el siglo pasado fue
perpetrado por el III Reich en Alemania, con el consentimiento y participación
de una de las sociedades más cultas y avanzadas de la época. Las personas
hacemos "cosas buenas" o "cosas malas" en función de la
presión del grupo, las situaciones sociales y el liderazgo que se haya
impuesto. Acaban apareciendo conductas reprobables, violentas o racistas en
casi cualquier persona si se presentan las condiciones adecuadas. Las personas
somos vulnerables, cuando impera el caos, todo se viene abajo. Y en el caso del
bullying y del rechazo en las aulas y espacios infantiles, no es necesario que
cunda el caos: la aparente normalidad suele acompañar a situaciones de gran
sufrimiento para las víctimas y para quienes son rechazados/as o excluidos
habitualmente.
Es IMPRESCINDIBLE proteger los derechos fundamentales de la infancia, allá
donde transcurren sus vidas. La investigación demuestra que los derechos
humanos son vulnerados en todos y cada uno de los centros educativos, en algún
momento. En nuestros centros tenemos ejemplos magníficos de abordajes eficaces,
diseñados a la luz de la evidencia y de metodologías que pasan por el
establecimiento de normas claras y de la cooperación de diversas instancias:
docentes, alumnos, familias y comunidad.
Para entender un poco
mejor los argumentos que desgrano en este artículo, recomiendo ver el vídeo del
post: Una clase dividida. Nos permitirá conocer un poco mejor cómo se gesta la
discriminación entre iguales. Este documental puede convertirse en un recurso
para hacer un coloquio entre padres y abordar el Bullying desde la no
culpabilización. Para abordarlo desde la coherencia y la eficacia.
Me permito hacerla otra recomendación. El post: La pendiente
resbaladiza de la maldad. Las conductas que degradan o pueden
degradar a otras personas se instalan, de forma imperceptible, en todos los
ámbitos de la vida social.
Cómo se manifiesta
Existe repetición de la conducta: Quien sufre
acoso sabe que no será un hecho aislado, si no que se trata de un hecho que le
espera en el medio escolar de forma reiterada.
Dura en el tiempo: mina la resistencia del/la
niño o niña, adolescente o joven.
Tipos de bullying que suelen
presentarse
Bullying, "matonismo", violencia
física: agresión, intimidación, amenazas. Se produce en el 10% de los casos.
Asedio y violencia psicológica. Se produce en el
90% de los casos.
Cómo se manifiesta
Hostigar verbalmente
Coaccionar
Excluir socialmente
Ignorar o hacer invisible a la persona señalada
Manipular
Bloquear
Estigmatizar
Insultar
Burlarse, reírse de él o ella
No hablarle
Ponerle motes (gafotas, barrilete,...)
Reírse si se equivoca en clase
Injuriar o decir mentiras de él o ella. Hacer correr RUMORES
Criticar lo que hace
Gritarle
Odiarle/a sin razón
Ponerle/a en ridículo
Tenerle manía
Burlarse de su aspecto
Robar sus cosas .... y un largo etcétera
Algunas cifras
Según el X INFORME CISNEROS (año 2007), en España, una
media del 24% de la población escolar sufría acoso escolar y violencia.
Exposición a situaciones de acoso. El
ciclo medio de educación primaria es la etapa en la que se producen más
situaciones de acoso. Gracias a la maduración sociemocional de los alumnos y a
las intervenciones realizadas por los centros y las familias, las cifras comienzan
a descender conforme los menores crecen. No obstante, estas cifras son
elevadísimas y no podemos cerrar los ojos ante el dolor, sufrimiento y desigualdad
en la que se desarrollan 1 de cada cuatro alumnos de 1º de ESO, por ejemplo.
Todas las familias tenemos una parte de responsabilidad: por activa o por
pasiva. No deberíamos quedarnos de brazos cruzados ante la evidencia de lo que
sucede en los espacios en los que viven y aprenden nuestros menores.
Porcentajes de situaciones de acoso escolar y violencia,
más o menos grave, que se producen en los centros.
Educación Primaria. 2º curso:
41.4%. 3er. curso: 43'6%. 4º curso: 37'3%. 5º curso: 28'1%. 6º curso:
25%.
Educación Secundaria. 1º ESO:
23%. 2º ESO: 18'8%. 3º ESO: 14'1%. 4º ESO: 10%. 1º BACHILLER: 11'4%.
Las cifras son claras: los programas de prevención de la
violencia escolar deben comenzar en primaria.
Los alumnos inmigrantes, padecen más acoso escolar. Más
ángeles que demonios. Fernando Gil Villa, tras una investigación
y la publicación del libro "El fantasma de la diferencia. Inmigración en la escuela" afirma que,
estadísticamente, los alumnos inmigrantes rompen menos las reglas y son más
acosados que sus compañeros. El 57% son tratados con indiferencia, frente al
18% de los nacionales. El 67% considera que les ponen motes y el 45% admite que
les pegan, frente al 3'2% de los alumnos nacionales. La victimización de los alumnos
inmigrantes también es recogida por el Defensor del Pueblo en su informe de 2006.
Víctimas

Cualquier persona se puede
convertir en una víctima de acoso y violencia escolar. Las víctimas no son
culpables de lo que les sucede, aunque ellas pueden dudar, pensando que algo
deben haber hecho para sufrir la persecución y crueldades de que son objeto.
Existen algunas características
que pueden predisponer a sufrir más situaciones de acoso escolar, especialmente
aquellas que transmiten a los demás: desprotección, debilidad o desventaja.
¿Quiénes tienen
más probabilidades de sufrir acoso?
Los que pueden
destacar: por inteligencia, aspecto físico, habilidades especiales,... La envidia y
las personalidades
narcisistas pueden estar detrás del origen de estas persecuciones.
Pueden tener
pobres competencias
sociales, lo que se utiliza para justificar maltratos y
burlas. Consiguen con ello sumar a más alumnos contra ellos, buscando
justificar el bullying.
Pueden ser
diferentes en algún sentido: tendencia sexual, país de
origen, etnia, raza o grupo cultural, características físicas, exceso o falta
de peso, características físicas que destaquen (nariz, orejas, gafas,...)
Características
que predisponen a padecer acoso. El proyecto KIDSCREEN ha
estudiado el fenómeno del acoso en 11 países europeos. Los resultados indican
que padecer obesidad, problemas de salud física o mental, falta de
apoyo social, sufrir situaciones socioeconómicas desfavorecidas, no
ir a la moda,... y un absurdo etcétera favorecen la persecución. A perro flaco
todo se le vuelven pulgas.
Consecuencias para la víctima
Suelen ser evidentes: golpes,
magulladuras, arañazos.
Daños psicológicos
Afectan al desarrollo y evolución
normal de la personalidad, las competencias emocionales y el rendimiento
académico.
Algunas consecuencias, resultados del X Informe Cisneros
- Padecimiento de estrés postraumático. Se presenta en el 53% de las víctimas.
- Depresión. La sufren el 55%
- Aumento de la ansiedad, en el 43% de los casos
- Aumento de la melancolía
- Cambios en la personalidad
- Disminución de la autoestima, 57% de los casos
- Aumento de la autoimagen negativa, 53% de los casos.
- Aumento de la ideación suicida, 38% de los casos. Se produce, fundamentalmente, a causa de las burlas y la exclusión social.
- Somatizaciones (dolores de cabeza, estómago, mareos,...), en el 55% de los casos.
- Flashbacks, recuerdos recurrentes de la situación, que asaltan en la vida cotidiana y en su vida futura a las víctimas (55%).
- Autodesprecio. La víctima piensa que algo debe tener para no ser aceptado/a y acaba culpabilizándose, 38% de los casos.
- Descenso del rendimiento en lectura y matemáticas
- En las clases con más violencia, el desempeño académico es menor PARA TODOS LOS ALUMNOS.
Según los resultados de un
estudio llevado a cabo por especialistas del Centro de Estudios sobre el Estrés
Humano (CSHS) del Hospital Louis-H. Lafontaine de Canadá, el acoso escolar
afecta al desarrollo de un gen implicado en el estado de ánimo. Ello supone que
las víctimas de este tipo de maltrato son más vulnerables a los problemas de
salud mental a medida que envejecen y se convierten en personas mucho más
vulnerables al estrés.
Agresores y agresoras
“Es necesario hacer una valoración adecuada y no confundir actos puntuales con acoso escolar (actos que deben
atenderse, aplicando consecuencias educativas, normas y límites claros)”
Cuando se
producen situaciones de bullying o rechazo, deberíamos comenzar por no inculpar.
Se trata de buscar soluciones a la situación y aplicar medidas inclusivas y
educativas. Es posible, incluso, que se dé la situación de que niños y jóvenes
estén en un lado (víctima) y pasen a estar en el otro (agresor/a). Algunos
niños y niñas que han sido objeto de maltrato en las escuelas, pueden pasar a convertirse en acosadores/as en otras
situaciones. Esta situación puede producirse como medida de compensación. Según Olweus, un 17% pasan a acosar a otros/as.
Estos/as alumnos, los antiguos acosadores que pasan a convertirse en agresores
son los que tienen un riesgo psicológico más grave. Tienen los mismos padecimientos
que quienes sufren la violencia, a lo cual se suman, en el desarrollo futuro,
sentimientos de culpabilidad que aumentan la tensión psicológica y el
sufrimiento. Se mire como se mire es imprescindible proteger a nuestros hijos
de la violencia, se encuentren en la posición que se encuentren.
Medidas
como la reparación del daño hecho, aplicar consecuencias a los actos y dar
soporte para salir de los círculos de violencia son un derecho
para los/as niños/as y jóvenes en desarrollo y una necesidad para el buen
desarrollo de la cohesión social.
La reparación del daño
Quien ha sufrido humillaciones y dolor psíquico (tan
doloroso como el daño físico) no puede, no obstante, sentirse mejor con una
única acción: el dolor de cada una de las críticas o insultos recibido necesita
cinco acciones para reparar el dolor que causa. Esa típica acción de, pídele
perdón y dejamos zanjado el tema, no es suficiente. La reparación necesita de
medidas amplias y profundas para reparar el daño causado y para atajar las
situaciones de rechazo, aislamiento o ataque.
Es
necesario conseguir compromiso por parte de los/as acosadores en la solución de
la situación. Deben implicarse en la búsqueda de alternativas reparadoras
y de prevención de nuevas situaciones de acoso. Nuestra acción debe ir
encaminada a reforzar las acciones que emprendan en la búsqueda de
soluciones.
La
familia de los/as niños/as y jóvenes implicados en situaciones de acoso puede y
debe colaborar positivamente en la reparación del daño causado y en la mejora de la
inteligencia emocional de sus hijos, haciendo especial incidencia en la
competencia social.
Espectadores y espectadoras de la violencia
Muchas situaciones de violencia y acoso escolar, como las
referidas, son ignoradas por las familias y por los docentes. En cambio, muchas
de ellas tienen testigos mudos que presencian situaciones y se inhiben ante
ellas.
Una de las peores consecuencias que pueden sufrir, y que
afectará a la vida ética de todo el centro, es la desensibilización ante el
dolor de otras personas.
Los/as espectadores/as refuerzan con su presencia y
silencio las conductas agresivas.
ACTITUDES DE LOS/AS ESPECTADORES/AS
·
Pueden
aislar a la víctima. Niños, niñas y jóvenes pueden pasar a convertirse en
"apestados" para el resto de iguales: por miedo o por contagio
negativo de la violencia.
·
Pueden
ignorar a la víctima. Convertirse en alguien transparente para los iguales es
doloroso y terriblemente trascendental para todo el mundo, especialmente para
los más pequeños. Las consecuencias del rechazo y el aislamiento están
ampliamente descritas. En ello también participan personas pasivas, no
solo las activas.
·
Pueden
reírse de las ‘divertidas situaciones’
que provocan las personas que se dedican a acosar y a cometer crueldades
con otros: cuando les ponen la zancadilla y caen, cuando se burlan por haber
metido la pata, cuando les roban algún objeto y se sorprenden,...
·
Pueden
callar. Con ello reina la impunidad y nadie destapa la caja de
los truenos por miedo a que alguno/a la tome con él o ella.
CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN PASIVA EN SITUACIONES
DE VIOLENCIA
·
Pueden
aprender formas violentas de conseguir lo que desean. La violencia
consigue así -más allá de la mostrada por las pantallas que tienen a su
disposición- un magnífico escaparate para su generalización: en las escuelas,
en los centros de trabajo, en la vida social.
·
Aumento
de las conductas individualistas y egoístas de los alumnos.
·
Refuerzo
consciente e inconsciente de las actitudes violentas.
·
Pueden
sentir similar indefensión que las víctimas, generalizándose
una situación de miedo parecida. El centro, entonces, se convierte en un lugar
poco seguro.
¿Qué podemos hacer las familias?
"No aceptamos el acoso dentro de nuestra escuela y
pondremos
los medios para ponerle fin"
Niños,
niñas y jóvenes que padecen acoso o violencia no pueden salir solos de
esa situación. Necesitan ayuda del
entorno y la cooperación del centro y las familias.
El contacto que he mantenido con algunas AMPA de
Barcelona, pone de manifiesto que el
fenómeno preocupa a las familias afectadas: sufren el dolor de sus hijos. Piden
ayuda para solucionar el acoso, la violencia, las humillaciones y el silencio
de los compañeros de estudio. Los centros intervienen, pero no es
suficiente. No obstante, si los propios
hijos no padecen bullying o rechazo, en general, las comunidades educativas no
se implican. Algunos centros previenen o revierten estas situaciones, como
las comunidades de aprendizaje, en las que la comunidad está implicada en el
desarrollo y bienestar de todos los alumnos.
En este
sentido, existe una evidencia muy sorprendente que les relato. Cuando hago
charlas sobre bullying en escuelas e institutos, dirigidas a familias, no podemos
titularla como deberíamos: Bullying, prevenir
y abordar el acoso escolar y la violencia o algo similar. Si llamamos a las
cosas por su nombre suelen aparecer las familias afectadas que quieren
denunciar la situación de sus hijos públicamente, los miembros del AMPA y
alguna persona que suele aparecer, por curiosidad ante el tema. ¿No les parece
absolutamente revelador? Eso sí: cuando aparecen noticias sensacionalistas en
torno a la muerte de algún niño o adolescente, los padres piden una charla,
comienzan a decir que el tema les interesa… pero no asisten a acciones
formativas, mientras a sus hijos no les afecte. Esta cuestión da que pensar: todos estamos en el ajo del rechazo, por
acción u omisión.
Para poner coto a la violencia y al acoso psicológico es
necesaria la cooperación de todas las instancias. Es necesario fortalecer a las
familias para proteger a quienes se hallan en situación de riesgo, ya
definido. Es necesario que las comunidades entendamos que, en general, se
producen situaciones de rechazo, abuso, aislamiento,… que están afectando
profundamente a más menores de los que queremos reconocer. El rechazo y el
bullying es cosa de todas y todos.
Las víctimas no siempre informan sobre lo que les sucede,
los espectadores encubren o guardan silencio y los centros y las familias
infravaloran -por desconocimiento- lo que sucede. Existen mecanismos de
resistencia que dificultan el reconocimiento del bullying. Las percepciones que
tienen los alumnos, los profesores y las familias sobre la misma realidad son
muy distintas, lo cual evidencia que la realidad supera a la percepción que
tenemos sobre estos hechos.
Las familias tenemos poca formación e información al
respecto, debido a que es una problemática que comenzó a estudiarse e
investigarse en nuestros países a partir de la década de los 90. Violencia
entre iguales siempre ha habido, pero ahora tenemos información que nos pone en
una situación moralmente comprometida si no actuamos en consecuencia: con las
víctimas a las que debemos proteger, con los/as acosadores a los que hay que
atender, educar y poner límites y con los observadores silenciosos que permiten
que estas situaciones se desarrollen en el seno de las escuelas y
organizaciones.
Todos ellos son nuestros hijos, es nuestro deber como
padres actuar para que TODOS crezcan de forma armónica y sean atendidos según
sus necesidades.
Según las conclusiones de las jornadas sobre Problemas de
convivencia de la Universidad de Alicante, desde la familia también se fomentan
ciertas formas de incivilidad de niños, niñas y jóvenes que deberían revisarse.
Con el aumento de la adhesión de nuestros hijos a los centros educativos
mejoraremos la convivencia y, cómo no, también el rendimiento académico.
Desde los centros, las evidencias nos indican que se
infravalora la problemática, ya que no se asume el problema en toda su
dimensión.
Algunas ideas que podemos poner en marcha desde el centro:
Canal Youtube, Ana Isabel del Río. Lista de reproducción: Bullying. Acoso y violencia escolar.
Oferta de servicios: charla-coloquio
¿Cómo proteger a nuestros hijos y prevenir los actos de
violencia en que puedan participar?
- Mantener un nivel de comunicación fluida y profunda con nuestros hijos
- Facilitar a nuestros/as hijos/as una red de relaciones amplia y rica: conocer a otros/as niños/as, participar en actividades extraescolares,...
- Entrenarlos en el afrontamiento de situaciones difíciles. Especialmente importante si son tímidos/as.
- Recoger datos relativos a las situaciones que estén sufriendo.
- Convertirnos en un modelo positivo: vinculo seguro con nosotros, comunicación asertiva, ser un modelo de no violencia.
- Cultivar y enseñar valores: respeto, tolerancia, justicia. Defender los derechos humanos para todos y todas.
- Tener normas claras y consistentes en el hogar y para su vida fuera de él.
- Controlar y analizar con ellos los juegos y programas de televisión violentos.
- Mantener contacto con el centro: denunciar situaciones de acoso. Si nuestros hijos están participando en situaciones de acoso, hacer un plan de trabajo conjunto con el centro.
- Y como medida de máximo valor: participar en el centro educativo.

Algunas ideas que podemos poner en marcha desde el centro:
- Comunicar al centro la situación que están sufriendo nuestros hijos u otros menores del centro.
- Recabar información sobre la situación de bullying o acoso escolar: registrar los días, las situaciones y los nombres de las personas implicadas.
- Comunicar a los miembros de la Junta de AMPA la situación que sufren nuestros hijos e hijas.
- Crear una comisión específica en el AMPA que trabaje desde la instancia familiar el fenómeno de la violencia y el acoso escolar en las escuelas e institutos.
- Llevar a cabo un programa de sensibilización sobre el acoso escolar, la violencia y el bullying escolar entre las familias del centro.
- Realizar charlas y talleres con las familias para concienciar, prevenir y ofrecer recursos para la acción.
- Publicar y difundir, entre las familias, información relativa al BULLYING y el acoso escolar.
- Participar, desde el AMPA, en un programa conjunto con el centro para abordar la violencia, el maltrato y el acoso.
- Proponer tutorías en las aulas que aborden específicamente el bullying.
- Trabajar en el desarrollo conjunto y participativo de un código ético del centro.
"Está al alcance de todos, juntos, convertir las escuelas en lugares donde los alumnos puedan crecer y desarrollarse."
Canal Youtube, Ana Isabel del Río. Lista de reproducción: Bullying. Acoso y violencia escolar.
Càpsules
I-Famílies. Violència entre iguals: Bullying.
Lectura recomendada, novela: SOS! Bullying,
de Joaquina Barba
Oferta de servicios: charla-coloquio
Bullying:
Prevenir y abordar el acoso escolar y la violencia
Para ver el resto de charlas y talleres:
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